Cuando la conducción y el tráfico se viven como una amenaza y evitamos utilizar nuestro vehículo por el estrés y la ansiedad que nos produce, podemos estar ante una fobia específica llamada amaxofobia o miedo a conducir.

Haber sufrido un accidente propio o presenciar el de un familiar cercano, la escasa práctica tras la obtención del carnet o problemas psicológicos como el estrés laboral o familiar, entre muchas otras, pueden ser algunas de las causas o desencadenantes para sufrir pánico o fobia a conducir. La amaxofobia la sufren más mujeres que hombres y puede afectar en distintos grados o niveles: desde un trastorno leve que no nos impedirá conducir, pero restará eficacia en el manejo del vehículo; hasta un miedo paralizante que llega a bloquearnos, provocando que evitemos en todo momento la acción de conducir.

Cuando el miedo sobreviene en situaciones específicas y no tenemos la necesidad de conducir en nuestro día a día, tenderemos a evitar esta actividad. Sin embargo, en un momento dado, pueden cambiar nuestras circunstancias de vida y conducir puede pasar a convertirse en una necesidad, como, por ejemplo, por tener que llegar a nuestro nuevo y alejado puesto de trabajo o para llevar a los niños a su nuevo colegio a las afueras de la ciudad. Para entonces, el problema ya habrá evolucionado desde un leve malestar generado por la mera idea de tener que conducir, hasta un miedo mucho más intenso.

Los síntomas pueden aparecer a nivel fisiológico, cognitivo, conductual y emocional. Algunos de los más comunes son:

• Sensación de angustia
• Pesadillas anteriores y posteriores al viaje
• Ideas negativistas irracionales
• Sensación de incomprensión por parte del entorno hacía su problema
• Disminución de la autoestima
• Aumento de la ansiedad y estrés al encontrarse situado frente al volante
• Visualizaciones de accidentes
• Sudoración de manos
• Aumento de la frecuencia cardíaca
• Pérdida de control
• Deseos de huida de esa situación
• Pensamientos catastrofistas y, en ocasiones, incluso terror intenso

¿En alguna ocasión habéis tenido alguno de estos síntomas? No os preocupéis, hasta cierto punto puede ser normal. El problema aparece cuando notamos estos síntomas cada vez que montamos en el coche o, a veces, sólo con la idea de tener que hacerlo.

El tratamiento de este problema siempre ha de ser individualizado y teniendo en cuenta, en todo momento, las circunstancias particulares que envuelven al conductor que lo padece. Estudios psicológicos indican que, verdaderamente, lo que desencadena la aparición de estos síntomas es el único pensamiento del miedo al miedo. Por tanto, para el abordaje psicológico de la amaxofobia, el enfoque más adecuado para el tratamiento sigue una orientación cognitivo-conductual. Desde esta perspectiva, se observarán, se identificarán y se modificarán estos pensamientos, atendiendo, también, a los niveles de ansiedad que experimenta la persona afectada.

Para  superar el intenso temor a conducir, los psicólogos especialistas proporcionarán una serie de pautas para una exposición gradual al estímulo temido (conducir) y ahondarán en el problema, con el fin de detectar los pensamientos irracionales que no nos dejan avanzar, interrumpen nuestra calidad de vida y limitan nuestra movilidad.

Pero, ¿qué es eso de la exposición al estímulo? La, también llamada, exposición en vivo es una técnica que emplean muchos psicólogos, que consiste en tratar de que la persona afectada se exponga en la vida real, de forma progresiva y controlada, a las situaciones que teme y evita. Con esto se consigue que la persona afronte los aspectos que le aterran y, además, aprenderá a manejarlos.

Hoy en día, las nuevas tecnologías han irrumpido incluso en la terapia psicológica. Gracias a ellas, es posible complementar los tratamientos con técnicas de realidad virtual, consiguiendo una primera aproximación a la situación temida y acercándonos a nuestro objetivo de controlar con tranquilidad y seguridad el vehículo.